Me di cuenta de que me queda un mes de vacaciones y no me importó mucho, el próximo semestre sólo cursaré dos materias, God bless mi plan de estudios. Después pensé que eran mis últimas vacaciones como estudiante y sufrí siete infartos consecutivos, creo que morí pero no me he dado cuenta.
No he llorado porque estoy en shock. Estoy a un semestre (o dos materias) de terminar mi licenciatura (la tesis es cosa aparte, no se necesita estar titulado para terminar de cursar la carrera ni para ir a la fiesta de graduación). Se terminaron mis vacaciones para siempre, no más veranos ni inviernos tirada en el sofá frente al televisor, viendo Friends tres veces al día. O al menos eso espero.
Un poco confuso, lo sé, ¿cómo es que deseo no tener más veranos de holgazanería? Porque espero trabajar pronto y no depender de mis padres después de este semestre. Bueno, sí por un tiempo, pues uno no consigue empleo al día siguiente del fin de clases, o tal vez sí, pero no me van a pagar el primer día sólo por mi nada bella cara.
Entonces el pánico me azota y dos palabras aterradoras vienen a mi cabeza: experiencia profesional. Jamás en mi vida he trabajado, ni en una cafetería, ni en McDonald's, mucho menos en algo que tenga relación con mi carrera. Mi servicio social consiste en la grabación (y edición, por supuesto) de un audiolibro para estudiantes ciegos, pero concluye hasta marzo del 2012 y, en realidad, no es algo que se vea impresionante en mi vacío currículum. Me voy a morir de hambre más rápido de lo que imaginé.
Y me he dado cuenta de que soy demasiado pendeja. Ya sé que la palabra "demasiado" suele emplearse erróneamente, pues uno no puede estar demasiado triste ni demasiado solo, pero sí se puede estar demasiado pendejo, se los digo yo. Después de cursar el "tronco común" me especialicé en producción audiovisual, que en realidad es producción televisiva; todas mis materias, obligatorias y optativas, iban encaminadas al perfeccionamiento (según, ahora lo pongo en duda) de mi área. Oh, qué idiotez, debí cursar materias de publicidad, periodismo y comunicación organizacional, pero todas me repugnaban y las que no simplemente nunca se acomodaron a mi horario.
Me voy a morir y ustedes no me dan trabajo. Qué bueno que mi papá compró un taxi hace unos años, así sobreviviré con 300 pesos diarios, frustrada e infeliz hasta julio del 2018, entonces me suicidaré. De cualquier modo, estoy por revisar otras opciones...