Ni siquiera soy una cara bonita

6.25.2011

Songs from stones

Era parte de una gran roca que fue golpeada con el mazo por algún sujeto, desprendiéndome de aquella inevitablemente y sin poder despedirme. Fui a dar a la banqueta caliente y sucia, llena de polvo y apestosa a orina de perro, a unos metros de la estructura a la que había pertenecido por tanto tiempo y que ahora parecía tan poco. Y ahí estaba yo, tirada bajo el sol, quemándome y lanzando maldiciones que nadie escuchaba. Le gritaba de todo al sujeto que me había alejado de mi roca cuando un chico me llevó en la suela de sus bonitos converse, tan limpios, tan rojos, tan perfectos que no merecían pasar por una acera tan hedionda. Quedé clavada por sólo dos minutos, me desprendí en la esquina, cuando él dio vuelta hacia la izquierda, y fui a dar al asfalto, aún más caliente que la acera. Los autos me pasaban a un lado y yo sólo pedía que no me aplastarán, no quería encajarme en alguna llanta y alejarme más... la verdad siempre he temido a experiencias desconocidas, no me importa si terminan en sucesos felices y llenos de dicha, me aterra que las cosas vayan de mal a peor. Y por la experiencia, he de decir que las cosas han empeorado. ¿Por qué tenía que desprenderme de mi roca? No lo sé. Tampoco sabía si un auto podría desintegrarme, no quiero averiguarlo porque, aunque me quejo de haber sido apartada de mi hábitat no deseo morir, a pesar de que maldije y de haberme achicharrado bajo el sol no deseo desaparecer, todavía no. No me quiero ir, quiero esperar a que el chico de los zapatos rojos pase por aquí una vez más y me lleve con él, quiero conocer su casa y a sus padres, acompañarlo a donde sea que vaya.

Han pasado ya tres horas y el chico no vuelve, ojalá que lo haga, he hecho tantas cosas por él. Por ejemplo, hace rato un rubio se me acercó en su patineta y yo me hice a un lado. Pude haberme trepado en alguna de las cuatro ruedas y no lo hice, porque tenía al chico de los zapatos rojos en la cabeza. También pude haberme ido con ese hombre que se parecía a Gregory Peck, ¡Gregory Peck! ¡Y mírame, sigo esperando por ese chico con zapatos bonitos! Seguro me habría ido bien con míster Peck, pero no puedo quitarme de la cabeza al que me llevara por dos minutos. Y cuando la lluvia llegó, me acerqué al césped para que el agua no me llevara lejos. No puedes decir que no te adoro, chico de suelas limpias. No puedes.

Qué complicado es esto del amor. Ojalá me hubieran dejado en mi roca.

5 comentarios:

  1. Yo no soy de Reino Unido, ero igual te leo :)

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  2. Tal vez el chico de los zapatos rojos te regrese a tu roca. Algún día. Puede ser. :)

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  3. Yo fije mis ojos en un chico de zapatos rojos,"el pincipito" oye (tono de reclamo)me he leido de corrido facilmente 5 post de este blog y tres veces se me colgo y perdi todas las demas pag abientas sinembargo estoy comentandote, pq creo que vale la pena, me raptaste por unos minutos y yo ni cuenta.CÓmo te llamas ah?Caracho voy a comenzar a seguirte, o es que me senti muy sola hoy.

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