Ni siquiera soy una cara bonita

3.10.2012

Citas.

Es horrible eso de salir con un chico. Verdaderamente terrible. Poca gente entiende el nivel de estrés al que accedes someterte. Más cuando llevas tiempo evitando el momento. Y no porque el chico en cuestión sea un mal chico, no; es sólo que tú conoces el nivel de estrés. Imagino que acepto el café que me ha invitado desde hace meses. Los adultos tomamos café, así que es viable hacerlo en una "primera cita". Ahí la gente entiende el miedo, que es amigo del estrés. Estás en una mesa con tu taza al frente. Hay que mencionar que no existe taza de café lo suficientemente pequeña para beberla enseguida y salir corriendo sin parecer grosero. Estás con tu taza y se quedan callados después de tres minutos de fluida conversación. El resto del tiempo se llena con monosílabos y temas que nunca creíste comentar, como el calor que hizo la semana pasada, lo rápido que pasa el tiempo, o las palabras que tu primo de dos años está comenzando a decir. Fin, todo acabó.

Pero eso es un miedo absurdo.

Lo peor que te puede pasar cuando tomas un café con alguien es que la conversación sea maravillosa y descubras que les gustan las mismas cosas y odian un montón más, que sus madres nacieron el mismo mes y que sus padres frecuentaban los mismos billares cuando eran jóvenes; los dos aman a Velvet Underground y creen que Lou Reed solista no es malo, como dice Renton en esa película de drogadictos cuyo diálogo final tú y él se saben de memoria. Es terrible, porque entonces la taza de café no parecerá lo suficientemente grande, entonces habrá una segunda cita, una tercera, años y años de café en diferentes cafeterías de la ciudad, comidas, cine, fiestas, conversaciones telefónicas y un larguísimo etcétera hasta que, de pronto, haya un punto final y nada más.

Eso sí sería terrible. Prefiero las citas textuales:


"... victim to his heart's invisible furies"
Auden.

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