—No sé ni por qué decidí llamarte ahora, sé que estás por irte a dormir y que probablemente te interrumpí mientras metías la segunda pierna en los pantalones del pijama. Lo siento.
—No te preocup...
—No, de verdad, podría llamarte mañana pero sería absurdo colgarte ahora que te he marcado, ¿no? De cualquier modo no te quitaré mucho tiempo, te juro que es la última vez que te llamo tan tarde, solo necesit…
—¿Eh? ¿Qué tienes?
—Escúchame, no me interrumpas. Sólo necesito decirte algunas cosas y espero poder hacerlo de la manera más fácil posible. Sólo no me interrumpas, al final podrás decirme lo que quieras, ¿sí? Lo necesito.
—Pero no entiendo de qué va todo esto. ¿Estás bi...?
—Primero, debo decir que llamé a esta hora porque no me atreví a hacerlo en la tarde, después de que te vi en el correo. No lo hice porque, primero, necesitaba aclarar mi mente, después, porque supuse que no estarías y sabes que no me gusta hablar con la contestadora.
—¿Me viste en el corr...?
—Cállate por favor, y escucha. Sí, te vi en el correo en la tarde, necesitaba comprar infusiones y te vi en el correo, listo. Llegué a casa y tenía un dolor de cabeza infernal, pensé en beberme una taza de té. Comencé a pasearme por el departamento sin saber exactamente lo que había visto. Encendí el televisor de la sala y me fui a mi habitación... decidí poner el disco que me diste en mi cumpleaños y salí de allí. Me metí al cuarto de baño, abrí la ventana y se cayó una de las macetas azules que dejaste ahí con unas plantas. Y entonces entendí que era eso lo que necesitaba, ver algo que se quebrara.
—No entiendo.
—Estabas en el correo esta tarde, recuerdo que dijiste que debías enviar una postal a noséquién, siempre olvido los nombres de tus amigas. Fui a buscar infusiones, porque anoche, después de que te fuiste me bebí la última taza de té y no tendría para esta tarde. Al llegar me sentía cansado, pero no mareado y tampoco tenía fiebre. Hace tiempo que la cabeza no me dolía de esa forma, te lo digo en serio, pensé que moriría y quise beber una taza de té, sabes que siempre bebo té cuando tengo la cabeza llena de cosas; pero no podía, no lo compré porque te había visto en el correo y lo olvidé por completo. Caminé por el pasillo pensando en el correo y en lo que había visto, caminé por el pasillo unas cincuenta veces mientras sostenía el libro que dejaste en la mesa, como si no supiera en dónde estaba la puerta de la habitación o el cuarto de baño, te juro que caminé por todo el corredor muchas veces, unas cincuenta, con el libro cerrado apretado en la mano. No recuerdo haber dado vuelta al final de cada extremo. Después encendí el televisor y lo dejé en el canal en que lo dejaste anoche, no lo había encendido desde que te fuiste. Daban esa película de Mitta que vimos en el cine el año pasado, vi lo suficiente para poder reconocerla y me fui a mi habitación. Dejé el libro en la cama y busqué entre los discos, puse el que me regalaste en mi cumpleaños y lo dejé sonando, cerré la puerta al salir y dejé la música encerrada mientras las paredes y las ventanas vibraban por el escándalo. Fui al cuarto de baño, en donde no podía escuchar ningún ruido, ni el televisor ni la música, ni al viejo de abajo tocando la trompeta. Abrí la ventana, admito que fue un movimiento muy rápido y poco pensado, tiré una de las macetitas azules que dejaste para que el lugar se viera menos peor. Se fue del otro lado, me subí al inodoro para asomarme a la calle. Entonces creí que lo hacía para ver si no le había partido la cabeza a alguien, pero ahora me doy cuenta de que esperaba que la maceta no se hubiera quebrado, aunque fuese de cerámica y aunque viva en el segundo piso del edificio, no me importaba la cabeza de alguien que no conozco, me subí al inodoro porque esperaba ver la maceta íntegra al otro lado de mi pared y de mi baño y de mi cabeza, pero sabía que estaba rota. Y entonces entendí que era eso lo que necesitaba, ver algo que se quebrara.
—¿Ya puedo hablar?
—Te vi con un sujeto bien vestido, elegante y con un auto grande y rojo estacionado al otro lado de la calle, y te veías como en una de las postales que sueles enviar a tus amigas.
—¿Qué?
—Te vi con un sujeto bien vesti...
—¡Sí te entendí! No soy tonta, pero era solo un hombre que necesitaba ayu…
—Escucha, sé que soy pobre…
—¿Qué diablos?
—Soy pobre y tengo un departamento en una zona poco lujosa de la ciudad. Lo sé, sé que es un piso con sólo dos habitaciones y sé que mi baño tiene ventana hacia la calle ¿qué tipo de baños tienen una ventana hacia la calle? Esos baños son para pervertidos. Sé que dejo el televisor encendido, que no apago la música y siempre la dejo sonando en una habitación vacía, que olvido las cosas y me termino el té que compro para ambos, que me bebo la última taza cuando ya te has ido y que a veces no puedo acompañarte de vuelta a casa como me gustaría hacerlo, que mi comedor sólo tiene tres sillas viejas y una la utilizo para dejar ropa y nunca puedes sentarte allí, aunque sé lo mucho que te gusta esa silla. Quiero que sepas que me importan tus amigas, que olvido sus nombres pero me importa lo que me cuentas, sólo soy un poco bruto para nombrarlas, pero me importa, todo me importa, aunque a veces parezca que no, te juro que sí, te lo juro. Tampoco he podido aprenderme los poemas que me dejaste, sé que te gustaría que los leyéramos juntos algún día aunque soy un asco para recitar, pero te prometo que voy a intentarlo.
«Sé que no tengo un auto rojo estacionado al otro lado de la calle, pero quiero que sepas que hoy compré una bicicleta porque quiero llevarte a tu casa siempre y que no te preocupes porque debo caminar mucho para volver a la nuestra.
«No llores, siento mucho haber roto la pequeña maceta.
Mi blog favorito. Fav pa´ ti.
ResponderEliminarEs la entrada más hermosa que leí.
ResponderEliminarAy, ustedes son bien padres, gracias :)
ResponderEliminarAw, está bien bonito. Lástima que yo sí tengo un auto rojo. Aunque no.
ResponderEliminarParen el mundo que me quiero subir al tuyo. ¡¡Excelso!!
ResponderEliminarYa no sé por dónde escondérmele a tu ternura. Si un día voy a México ¿Te tomas un café conmigo? No importa si te aburro, sólo quiero que me apachurres el corazón.
ResponderEliminarHola Bruno. Sí, Bruno.
ResponderEliminarHola!... (porque demonios puse un hola en un comentario no sé) muy bueno el blog...Letras muy peculiares, con estilo, en fin bastante buenas. Un gustazo toparse con cosas así :) Espero poder leer más :)
ResponderEliminarDaris, me encanta todo lo que publicas, y ésta entrada más. Ya te lo había dicho en formspring. Es mi blog favorito.
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