Ni siquiera soy una cara bonita

1.07.2013

Mr. Stalker

Mr. Stalker.

Sé que le sorprenderá que sea yo quien le escriba esta vez. He meditado esta idea por mucho tiempo, casi tres horas diarias desde hace una semana, como estoy segura usted debe, o debería, saber.

Antes que nada, quiero agradecerle por la atención prestada. No sólo al leer esta carta, usted sabe a qué me refiero. Y sé que lo sabe porque lo he visto. Gracias por el paquete de pañuelos desechables que consiguió colocar en mi bolso aquel jueves de hace mes y medio, cuando mi alergia llegó a su máximo. Como usted seguramente sabe, esa tarde fui a encontrarme con un par de clientes, una junta importantísima, que gracias a Dios y a usted no se arruinó por mis mucosidades.

A últimas fechas he notado que ya no me toma fotografías los martes, cuando me siento a leer a la sombra del reloj en el parque de la colonia. Lo agradezco, de verdad me ponía nerviosa. Y no por su presencia, eso se pasó a los pocos días, sino porque es incómodo sumir la barriga para salir guapa, o pretender no saber que usted me observaba mientras me pasaba un mechón de cabello detrás de la oreja derecha.

También me ha faltado en el supermercado. Ahora las mejores naranjas no se encuentran en la superficie del montón en que las apilan, tarea que sé usted realizaba con sumo cuidado para que no tuviera que revolver por varios minutos intentando encontrar las más apetitosas para mi jugo de cada mañana. Ya sabe que creo que no hay mejor manera de empezar el día que con un jugo de naranja (sin pulpa) antes de salir de casa, como me escuchó decírselo a Jessica, aquella tarde en la cafetería cercana a mi oficina.

Y ya que llegamos a Jessica, quiero decirle que no puedo evitar sentirme un poco infeliz. Y usted sabe por qué. ¿De verdad cree que ella es más guapa que yo? Mírela, o mejor no. Prefiero que no lo haga más. Más que sentirme triste me siento reemplazada, y no puedo creer que usted decida buscarle manzanas en el mercado que continuar preocupándose por mi jugo de naranja.

Sin más, me despido. Por el momento.




PD: Sabrá disculpar que envíe esta misiva a casa de su madre. En este par de días he pasado por su casa (la suya, no la de su madre) y noté que no ha recogido el correo acumulado en semana y media. Salúdela de mi parte, y pídale que me disculpe por haberla llamado y conseguido su dirección con mentiras, le dije que recibiría una nueva tarjeta de crédito de parte de su banco principal.

4 comentarios:

  1. Me gustó, francamente.
    No deje de escribir cosas así, por favor.
    (Peter Covalski)

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  2. Nivel de stalker: estoy haciendo un libro, una compilación de todas las publicaciones de tu blog.

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  3. Estás muy cabrón. Bratvo.

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